Aunque vivimos en una sociedad cada vez más individualista, siempre terminamos buscando el calor humano y cultivar las relaciones, pues es lo que da sentido a nuestra vida.
La importancia de pertenecer es algo que sentimos desde que somos niños. Queremos pertenecer a la familia, a la escuela, al grupo de amigos, al club de deporte, al vecindario, etc. Quedarnos fuera es muy doloroso y se despierta la herida de rechazo y abandono que nuestro niño interior tanto sufre.
Sin embargo pertenecer no es fácil, a veces conlleva pagar un precio muy alto que tiene que ver con ir en contra de nosotros mismos. A veces para pertenecer y que nos quieran, nos olvidamos de quienes somos y de qué queremos; buscamos ser aquello que al otro le gusta. Agradamos, complacemos, buscamos la perfección, callamos o hablamos mucho, nos hacemos sumisos y obedientes, nos retiramos o nos quedamos pegados, lideramos, exigimos o invadimos.
Nos pasan tantas cosas en un grupo que solo cuando estamos dentro de alguno podemos verlo. Y a veces ni siquiera nos damos cuenta de ello. Solo el resto de miembros del grupo ven todas las manipulaciones y compensaciones que hacemos para ser queridos.
El grupo, al igual que la pareja, es un espacio donde crecer como persona, conocer nuestros miedos, compartir, aprender y permitirte ser tú. Este es el regalo que ofrece un grupo terapéutico.
Beneficios de la terapia grupal
El grupo es un espacio privilegiado donde poder conocerte mejor y entender cuál fue tu manera de relacionarte en el núcleo familiar. La terapia grupal ayuda a descubrir la dinámica que aprendiste y cuál fue tu rol en la familia. Tanto como niño bueno o niño malo, es un lugar que hoy día, como adulto, sigues replicando.
El grupo es un espacio de seguridad y confianza donde poder ir recuperando la conexión con nuestro yo genuino y empezar a habitar nuestra vida.
El grupo favorece:
- Escuchar tu historia en las palabras de otra persona que pasa por lo mismo que tú.
- Encuentros auténticos donde poder mostrar lo que realmente eres. Escuchar y hablar con libertad, mostrar el enfado, la tristeza o la alegría.
- Pasar del yo al tú, del egoísmo al altruismo y aprender a vivir con los demás sin juzgar.
- Escuchar múltiples voces más allá de la del terapeuta.
- Funciona como una caja de resonancia, como un espejo donde podemos explorarnos en relación a los demás.
- Explorar la forma en que nos movemos en el mundo y cómo hacerlo diferente, encontrando una forma más satisfactoria y enriquecedora.
Si te interesa unirte a un grupo donde sentirte entre iguales, aprender de los demás y encontrar mayor bienestar personal, puedes escribir a esther@cuerpoygestalt.com.