…con voluntad y sin exigencia,
…sin expectativas,
…habiéndote dado primero a ti,
…porque te hace sentir bien.
A veces me pregunto qué otra cosa podemos hacer sino dar lo mejor de nosotros mismos. Aunque a veces ese «lo mejor» no esté bien visto, no sea suficiente para los demás, parezca poca cosa, te resulte imposible o te de miedo.
Una sabe cuándo está dando lo mejor de sí misma, cuando te estás entregando a algo o alguien, a una causa social, un trabajo, un hijo, una madre o tu pareja. Si te preguntas y respondes con honestidad, sabrás si lo que estás dando es de calidad o aquello que te sobra, que te estorba o que ni siquiera te gusta a ti mismo.
Porque a veces uno solo da disgustos, cuenta penas, se queja, emite juicios, desborda desagrado, pone malas caras…y a veces sin conciencia, y a veces con orgullo o simplemente a modo de desahogo. También los hay que tienen buena cara, desbordan simpatía y sonrisas, ganas de saludar y se despiertan agradeciendo a la vida que les de un día más. Estar en un lugar u otro tan solo depende de uno mismo. Es nuestra responsabilidad decidir qué le entregas al mundo y por tanto, qué te das a ti mismo. Porque «aquello que das, te lo das y aquello que no das, te lo quitas» como dice Jodorowsky.
¿Qué doy al mundo?
Hazte la pregunta de qué le das a la vida y a las personas que te rodean. Observa si aquello que sueles ofrecer es nutritivo o suele estar cargado de malestar, si das más calidez o frialdad, afecto y palabras hermosas o reproches y ofensas.
Y habrá días que no podrás aportar demasiado, habrá días para estar contigo, días tristes y días de mierda, días en los que hubieras preferido no levantarte. Días en los que aportes tristeza o rabia y es parte de ti. No lo tomes como malo porque es humano.
También observa si tus días nublados superan muy a menudo a los días de sol, días de ilusión y motivación para dar lo mejor de ti. Estar triste de vez en cuando es normal pero si es tu emoción habitual y el estado de abatimiento persiste, conviene atender lo que está pasando ya que no es lo mismo estar triste que deprimido.
¿Cómo doy lo mejor de mi?
La opción no es dar desde el esfuerzo o desde la obligación pues resulta incómoda y agotadora, hasta dejarte sin energía e ir poco a poco desgastándote.
El gesto de dar lo mejor de ti es desde la voluntad y las ganas, la ilusión y la motivación. ¿Y dónde encontramos todo eso? ¿dónde está mi ilusión? ¿dónde nace mi motivación?
Todo está en nosotros mismos, en los pensamientos que tenemos, las emociones y sentimientos que cultivamos y el cuerpo que cuidamos.
Es momento de preguntarte de qué te alimentas física y emocionalmente, cómo nutres tu cuerpo y tu alma, cómo vives tu vida, a qué dedicas tu tiempo, qué ratos pasas con tus amigos, familia, pareja, cuánto deporte haces, cuánto descansas y disfrutas.
Ya sabes, el primer paso es empezar por ti, darte lo mejor a ti y solo así, queriéndote bien podrás dar a los demás.